El epÃgrafe está grabado sobre hueso. En cuanto a su origen anatómico y especÃfico, corresponde a un hueso largo de un mamÃfero de tamaño grande (bovino o équido). Si se tiene en cuenta el grosor de la pieza (grosor máximo conservado: 3,57 mm) y la longitud (longitud conservada: 91,11 mm; anchura máxima conservada: 6,15 mm), podemos especificar que se obtuvo de una tibia o de un metápodo.
La porción de hueso está totalmente trabajada. En la parte posterior del artefacto se ha documentado la técnica de la abrasión, ya que se puede observar la presencia de estrÃas de elaboración realizadas con algún instrumento abrasivo. También se ha documentado el pulido del artefacto por su cara anterior, como técnica utilizada en el acabado final de la pieza. Esta técnica se utiliza para eliminar las trazas que deja la abrasión o el raspado, produciendo una superficie lisa y brillante. El extremo derecho de la pieza presenta un corte transversal producido durante la obtención del soporte, lo que nos indica el final del mismo. En cambio, el extremo izquierdo presenta una fractura posterior al grabado: el soporte no está completo. Hasta el momento no se han documentado restos de pigmento en la pieza.
En relación al uso que pudo tener la plaquita, la cara posterior trabajada por abrasión sugiere que posiblemente estarÃa pegada a algún otro objeto (quizá de madera). Esta técnica permite fijar una placa con mayor firmeza. Son numerosos los ejemplos de plaquitas en hueso recuperadas en contextos tardoantiguos y alto medievales que formarÃan parte de algún mobiliario. Con inscripción como la nuestra, cabe mencionar la hallada en Segobriga: es una placa rectangular con la inscripción "Successi. Anais". La forma del soporte sugiere que forrarÃa una caja de madera. (Gómez - Garcia - Colominas - Gallego - Roig - Olive: 2017).
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