Isabel Velázquez afirma que está justificado el intento de nueva lectura porque la letra, tal como está trazada, puede parecer una T, pero también una L con el trazo corto ejecutado arrancando del último tramo del largo, pero sin unirse a él al final del mismo con el que forma el ángulo recto habitual. Por la ejecución podrÃa ser una T, es cierto, como también podrÃa ser incluso una E, muy similar a las de la cruz de Lutecius del Tesoro de Guarrazar (Velázquez 2001, 316).
La R se diseña con un amplio bucle y un nexo une la A con la V; la T muestra un desproporcionado tramo horizontal que hizo a Reinhart considerarla L; las dos letras siguientes (ON) cambian su asentamiento: la O tiene la zona inferior más ancha y su interior en forma de 8; las dos últimas letras del nombre ya asientan sobre la base inferior: la S con la curva inferior desarrollada en contraste con la superior sustituÃda por un trazo recto (Balmaseda Muncharaz, 2009, 21).
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