Se trata de la única portada románica conservada de la iglesia con dos arquivoltas semicirculares protegidas por un guardapolvo que reposan sobre columnas acodilladas. El guardapolvo es liso, al igual que las impostas y la primera arquivolta, mientras que la segunda rosca presenta almohadillados egipcios, motiva de origen oriental difundido en otros ámbitos del románico hispano. Los capiteles que coronan las mencionadas columnas evidencian la relación con el grupo ovetense, aunque su tratamiento formal no presente similar finura en la talla. El primero de la izquierda se decora con motivos vegetales que se prolongan en la jamba y que recuerdan los que se esculpieron en varios capiteles pertenecientes al antiguo claustro de San Pelayo, aunque estos ultimes presentan un
mayor preciosismo. La cesta contigua se adorna con el tema de la Última Cena, pues en ella se representan los apóstoles.
Bajo los capiteles del lado derecho, que presentan repertorios similares a los de la primera cesta del lado izquierdo, se encuentra un relieve que muestra al Santo patrono como obispo, a la derecha de la cual estarÃa la inscripción que no hemos sido capaces de leer, y una escena que establece de nuevo la relación con el grupo de Oviedo. Se trata de la figura de un jinete sobre su montura ante una figura de pie que parece cogerle por el hombro. Quizá se muestre una Despedida del Caballero en dicha escena, puesto que sigue un esquema compositivo muy similar al de otras representaciones
de este tema que aparecen en varias construcciones del románico ovetense, como San Esteban de Sograndio y San Pelayo de Oviedo. No obstante, al emplazarse bajo la efigie de San MartÃn obispo, puede referirse al episodio más conocido de su hagiografÃa, cuando el santo, a caballo, reparte la capa con un pobre. De todos modos, aunque el tema esculpido fuese este ultimo, es evidente el préstamo iconográfico que recibe de la mencionada representación caballeresca (GarcÃa-Pérez 123-126).
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