Crismón situado en una jamba de la puerta de un horno particular. Por su tamaño y la disposición de los motivas debió de ser un dintel. La pieza rectangular ha sido mutilada para ajustarse a la escasa altura del vano. En la parte central hay un cÃrculo en el que se inscribe un crismón. Las iniciales griegas del nombre de Cristo, X y P, se entrelazan dividiendo la circunferencia en seis partes. En el brazo inferior de la P se añade una S. Ambas letras están colocadas invertidas; podrÃa deberse a la falta de pericia del artista o a que siguiese un modela numismático con estos motivas alterados.
Los espacios disponibles entre los brazos están ocupados por diferentes elementos, a veces difÃciles de interpretar. En los huecos horizontales hay dos cÃrculos con múltiples radios o brazos curvos y el centra horadado. En uno de los espacios inmediatos a la S hay una X podrÃa tratarse de la letra o de los brazos de una cruz inscrita en un cÃrculo. Los motivas más difÃciles de interpretar son los dos que rodean a la panza de la P porque es la parte más maltratada de la pieza. Ambos tienen trazos rectos, aunque se podrÃa pensar que son un alfa y una omega, letras habituales en los crismones, aunque no se sitúan por encima del aspa sino que penden de sus brazos.
El anagrama de Cristo no está centrado en la pieza. En el lado más pequeño, situado hacia abajo, se aprecian dos trazos paralelos y curvos de gran tamaño, inscritos uno dentro del otro y tangentes al crismón. En el espacio disponible entre el crismón y la rueda hay una pequeña protuberancia. La falta de detalle impide poder decir de qué se trata, pero por paralelismos con el crismón de la cercana iglesia de San Martino de Oleiros (Toques) podrÃa tratarse de un tallo vegetal que se curva formando un gran cÃrculo, y el bulto externo serÃa una hoja. En el lado opuesto del monograma no se aprecian rasgos de decoración. Esta falta de simetrÃa es atÃpica en el románico ya que en otros casos de crismones con decoración, ésta se dispone de un modo equilibrado a ambos lados. No hay evidencias de que hubiese estado decorado o hubiese algún proyecto de realizarlo, porque la superficie está lisa y homogénea. La ausencia de ornato plantea la posibilidad de que se trate de una pieza inacabada, ya porque no llegó a colocarse o por un cambio en la obra que derivó en una simplificación de la talla (ER A Coruña, 2013: 635).
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