El sepulcro de doña Inés, como era lo habitual, estaba policromado, aunque los restos pictóricos que hoy se conservan son muy reducidos. La urna en la que descansó presenta decoración en dos de sus lados, la cabecera y un lateral, mientras que las escenas que sin duda se tallaron a los pies no han llegado a nosotros, ya que el sarcófago fue seccionado para acoplarlo a un lugar, posible lucillo, de menores dimensiones. En el lado de la cabecera se conserva el epitafio, aunque algunas letras se han perdido, especialmente al comienzo. Martín - Abad (2023).
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