La datación está formulada según la convención cronológica de la era hispánica, con M^Å como solución usual para expresar “millesimaâ€, ya establecida, por ejemplo, en el epÃgrafe de reconsagración (era 1143, año 1105) de la iglesia berciana de Peñalba de Santiago. Cuenta, por tanto, con dos abreviaturas en las dos primeras letras para convertir los números cardinales en ordinales (mediante raya angular y transversal). Las centenas, decenas y unidades carecen de abreviatura. Cabe razonable duda sobre los tres últimos trazos. A la lectura propuesta (VI, con una V desarrollada de forma panzuda en su astil izquierdo) se podrÃa contraponer III, lo cual rebajarÃa la data en tres años. Estas letras corresponden a las empleadas en el hábito epigráfico del reino de León en la segunda mitad del siglo XII y principios del siguiente, y pone en relación esta inscripción con otras cercanas en un entorno de cuarenta kilómetros, como las de consagración de San Julián en Mozar de Valverde (1216), casi contemporánea con esta de San MartÃn de Valderaduey; Santa MarÃa del Azogue en Benavente (1226), o Faramontanos de Tábara (1245). Ãlvarez, Casaseca y Lorenzo (2021, p. 46).
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