Antropónimo en genitivo ("sepultura de...") que parece de origen germánico Eutha y este del noruego Iodh ("niño"). Es un nombre monotemático -lo corriente es que sean dos elementos- y por ser excesivamente largo para su pronunciación o uso en el trato normal, ha sufrido la amputación del segundo. Se constata su presencia en el año 826 en el Cartulario de Santo Toribio de Liébana; además, es nombre corriente en la antigua Septimania estando presente en el Cartulario de San Cugat en el 964 (MartÃn 1993, 18).
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