El texto se inspira en el saludo del ángel a MarÃa (Lc 1, 38), si bien no lo recoge textualmente. Según una tradición apócrifa se atribuye a Ildefonso de Toledo el establecimiento de la primera parte del Ave MarÃa, pero la realidad es que probablemente su uso está relacionado con el desarrollo del culto mariano a partir del XI en conexión especialmente con órdenes monásticas y figuras como la de San Bernardo.
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