Llama la atención la ausencia de la fecha de consagración y el nombre del obispo consagrante, fórmulas habituales en este tipo de epÃgrafes diplomáticos, más teniendo en cuenta que esta puerta coincide con la edificación románica. Teniendo en cuenta que hay espacio suficiente en los sillares para haber consignado ambos datos, es de suponer que no se hayan perdido, sino que más bien nunca se grabaran.
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