Se trataría del primer monumentum fundationis documentado hasta ahora en Cantabria, al menos en lo que respecta al uso de esta fórmula notificativa. (Peña Fernández - García Alonso 2021, p. 690).
Su estructura formulística está compuesta por intitulación (Petrus abbas), notificación (fundavit istam baselicam), data (in era TCCXI) y aprecación (orate pro illo). En esta ocasión no se consignó la advocación de la iglesia, lo que hubiera arrojado más luz sobre el origen medieval del templo de San Miguel. (Peña Fernández - García Alonso 2021, p. 696).
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