Desgraciadamente, dependemos de la fotografÃa que apareció en la presentación de la pieza (de Hoz 1999) que es de muy baja calidad para poder comentar algo de la cuestión paleo-epigráfica. A partir de ella, puede observarse que en la esquina superior de la pieza parece haber restos de un trazo que no permiten establecer a qué letra corresponde. Bajo él hay un espacio vacÃo, que podrÃa albergar una lÃnea de escritura, y debajo ya se aprecia la lÃnea 2 que aporta de Hoz. En ella hay espacio para un signo y restos de al menos dos. HabrÃa, pues, tres lÃneas y la lectura podrÃa ser:
[---]+ / ¿[-----]? / [.]++kue. El resto quedarÃa igual.
De Hoz, editor de la pieza, otorgó al signo T el valor de una indicación marginal, quizá de parágrafo, o un numeral, pues es muy similar a uno de los signos del dado numantino (Arlegui y Ballester 1997). En esta lÃnea, Rubio proponÃa que fuese un numeral y que la secuencia uta fuese la continuación gráfica del numeral, al modo que indicamos el ordinal 4º mediante un cero volado en español, o en otras lenguas 4th, 4ème, etc. T estarÃa haciendo referencia, precisamente, al numeral ‘cuatro’, y en concreto al ordinal ‘cuarto’ ya que si estamos ante el mismo signo que aparece en el dado, lo lógico tiene que ser que se refiera a un número del uno al seis. Rubio propone, pues, partir de *kÊ·etru-to-. Arlegui y Ballester relacionaban, sin embargo, el signo T con ‘tres’ *trÄ«s.
Prósper 2012-2013 considera que el signo T debe ser de carácter alfabético, aunque no termina de otorgarle un valor definitivo. En cualquier caso, se atreve a plantear un análisis morfo-sintáctico del texto, jugando con distintas segmentaciones. Tutai o Tuta tiene aspecto de un participio de perfecto. bati o ibati podrÃa ser un verbo en presente de indicativo o en subjuntivo, o, incluso parte de un compuesto. De hecho propone que bati procediese de *gÊ·hÌ¥2-ye-ti ‘él (se) va’ (‘morir’ en celta insular), que podrÃa estar precedido por un dativo o un locativo, tutai, que estarÃa concordando con un nombre anterior por medio de -kue. A continuación se podrÃa entender kanto ulo izui en donde se podrÃan detectar dos genitivos, kanto ulo, quizá un nombre seguido de un adjetivo, dependientes de un dativo temático izui, que admite un análisis como participio de perfecto sustantivado procedente de *h1i-tyo-, que se mantiene en irl. ant. etha ‘ido’, o bien como una forma nominal como la que se conserva en latÃn initium. La frase serÃa la coda que sigue al verbo. En nota indica que ulo podrÃa ser un nombre de agente *wolHó- ‘fuerte, válido’, de la raÃz *welH- ‘mandar, tener poder sobre’, con una reducción *wol- > *ul- que la autora detecta en hispano-celta en general y en el celtibérico en urantiom [Z.09.01, A-10] y urkala [Z.09.03, IV-31].
Ledesma 2014 ha propuesto convincentemente que T sea un alógrafo de n en la escritura celtibérica occidental, como defendiese Untermann (y un cuarto grafema nasal en la escritura ibérica). La primera consecuencia clara es que el grafema leÃdo aquà n pasa a ser m. Ahora la secuencia [---]nutai tiene aspecto de dativo singular y [---]batikam de acusativo singular, ambos de tema en -Ä. Por su parte [---]toulo e [---]izui parecen el genitivo y el dativo singular de temas en -o. [---]kue parece la conjunción de coordinación copulativa. Ledesma plantea algunos paralelos para batikam, si es que fuese una secuencia completa. Por un lado encuentra tentador leer un adjetivo [bratrikam], a partir de un *bÊ°ratr- ‘hermano’, con resolución radical del grupo muta cum liquida. Por otro trae a colación el término galo βÏατου, también con omisión de la lÃquida, que hay que relacionar etimológicamente con el latÃn gratia. Por fin, también recuerda el genónimo batokum [Z.09.03, I-11]. Orduña 2018 plantea para el signo T, al menos en las leyendas monetales vasconas [Mon.46] uTanbaate y [Mon.42] oTikes, un valor de africada [ts]. El primero harÃa referencia a *Utzama ate, adaptación del topónimo Uxama a la fonética vascónica, y el segundo a la localidad de Ostiz.
En definitiva, la intepretación queda abierta.
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