En el texto se han facilitado las variantes de lectura más importantes posteriores a la restauración del bronce. Una vez restaurado, la lectura quedó bastante clara, a excepción de los lugares afectados por la rotura, lo que supone uno o dos signos por línea en la cara A. La propuesta de reinterpretación de Velaza 1999 de un determinado signo ha dado lugar a la posibilidad de una relectura de la segunda cara y, para algunos autores, incluso de algún pasaje de la primera.
El documento, que apareció fragmentado en dos piezas de tamaño muy diferente, está escrito en signario celtibérico oriental. No hay huellas de que se haya utilizado el sistema dual. Es opistógrafo.
La denominada cara A presenta 11 líneas que ocupan toda la superficie de las dos piezas. Las letras están trazadas bastante regularmente mediante incisión con sección en uve. Su altura oscila entre 0,4-0,5 y 0,6 cm. No hay división de palabras al final de las líneas. Si es necesario, se deja el espacio preciso en blanco o, como sucede en la l. 7, se superpone el signo que debería pasar a la línea siguiente, kustaiko|ˢ. Se utiliza interpunción doble. No se aprecia pautado, aunque esto no quiere decir que no lo hubiese, dada la buena disposición de lo escrito. La rotura no afecta particularmente a la lectura, tan solo aparece cierta dificultad en la l. 2.
La denominada cara B, cuyo sentido de lectura es mediante el eje horizontal, solo presenta campo epigráfico en el fragmento mayor, aunque en la l. 8 se aprecia un signo en el fragmento menor. Las letras son un poco mayores que en la cara A, c. 0,8 cm. Hay algunas que presentan un punto interior, como el silabograma tu en letontu (l. 7) y la a de abulu (l. 8), el cual no parece tener ningún significado grafemático. La disposición del texto no es tan cuidada: las líneas no son tan horizontales, no se apuran tanto los bordes superior e inferior y se aprecia más separación entre las letras e incluso se divide una palabra, entre las líneas 5 y 6, en su último signo, suostuno|ˢ. También hay interpunción doble. No se aprecia pautado.
Comentario lingüístico:
Existe un acuerdo generalizado en que las dos caras de la tabula, conocida como primer Bronce de Botorrita (= BBI) conforman un único documento, aunque este punto no está asegurado completamente. Está claro que la considerada cara A es un texto de carácter normativo por las estructuras morfo-sintácticas que se aprecian: paralelismos, repeticiones y formas verbales en modo imperativo y casi con seguridad subjuntivo. Lo que queda en el aire es determinar el ámbito al que afecta esa norma o conjunto de normas, que parece comenzar con una serie de prohibiciones, a juzgar por la repetición de nelitom... nekue... litom... nekue... litom... nekue... litom. Esto es, si se trata de una lex sacra o, al menos, afecta a cuestiones relacionadas con elementos religiosos (sobre esta diferencia vid. De Hoz 1996, 127-129), o es una ley o normativa de carácter civil, algo parecido a una lex municipalis.
Las razones fundamentales que han llevado a algunos autores a considerar el carácter sagrado del texto han sido dos:
1ª.- La interpretación como teónimos de tokoitos y sarnikio, ambos en genitivo (dependientes de tirikantam berkunetakam), que vuelven a leerse en las ll. 10-11 tokoitoskue sarnikiokue aiuizas; en caso dativo tokoitei eni en la l.4; y posiblemente en loc. ...uze areitena sarnikiei akainakubos nebintor tokoitei... en las ll. 9-10. Esta consideración también afecta, aunque en menor medida, a neito, que se halla en la l.6 neito tirnkantam eni. La naturaleza teonímica de tokoitos y sarnikio fue aceptada por Tovar 1973a y 1975a, aunque más tarde en la editio princeps Beltrán - Tovar 1982, 64, dudara al respecto; de Hoz - Michelena 1974, 89-98 (de Hoz 1996, dudaba ya de su contenido sacro); Schmidt 1976a, 1979 y 1986b; Adrados 1976; 1995; 2002; Motta 1980a; Eichner 1989, quien dudaba entre considerarlos dioses o héroes; Meid 1993, 1994a y 1996a; Bammesberger 1999. En cuanto a la posibilidad de que neito fuese un teónimo, se han pronunciado a favor Schmidt 1976a, Meid 1993, Eichner 1989 y Eska 1989b, 78-79, por ejemplo, a quien sigue Orel 1995, 303-304.
2ª.- La consideración de que en la expresión tirikantam berkunetakam se haga referencia de alguna manera a un lugar sagrado, bien un edificio (Schmidt 1976a, aunque con cambio de opinión en 2005 y 2006), bien un németon (Adrados 1995 y 2002; Fernández Nieto 2010, 542-543; 2010a, 73-74; de Bernardo 2010, para quien tokoitos, sarnikio y neito serían micro-topónimos pero de vinculación teonímica).
Los autores partidarios de un carácter predominantemente civil consideran, de manera general, que al menos tokoitos y sarnikio son, precisamente, topónimos. Así Eska 1989b; Villar 1990; Lambert 1994a; Untermann MLH IV; Villar y Jordán, en Villar et alii 2001; Stifter 2001; Jordán 2004b; Schmidt 2005, 2006 (con cambio de opinión respecto a 1976), y Prósper 2008.
Mientras que en la Tabula Contrebiensis o segundo bronce de Botorrita (BBII, cf. Fatás 1980) se sabe exactamente el objeto del litigio -una canalización y ciertos problemas relacionados con ella-, es más difícil, por el momento, conocerlo en los documentos celtibéricos. La posición topicalizada, a comienzo del texto, de tirikantam ("en cuanto al tirikantam…"), que también aparece en el cuarto bronce (BBIV = Z.09.24) en posición similar, hacen de esta palabra un buen candidato a ello. La idea de que en esta palabra está implicado el número 'tres', tiri-, apareció desde los primeros trabajos (de Hoz - Michelena 1974, Schmidt 1976a, J. Gil 1977, Fleuriot 1979). A partir de la contribución de J. Gil 1977, 167, que la tradujo como trifinium, se fue imponiendo el carácter espacial de la palabra; Villar 1990 siguió esta idea y lo tradujo "cruce o confluencia de tres caminos", o, dicho en una sola palabra, un "trescantos", término que aparece usado como topónimo en la Península Ibérica. Esta idea iniciada por Gil y Villar, ha sido seguida por autores como, por ejemplo, Lambert, 1994a; Untermann MLH IV, 569; Meid 1993, 120-121; de Bernardo 2010. Voces discordantes en este panorama son las de Eska 1989b, para quien tirikantam es "a generic term for a structure built on or across a boundary" (tiri- no tendría que ver con el numeral, sino con un prefijo 'a través de'); Stifter 2001 quien lo considera una corporación nombrada de manera metonímica o elíptica mediante el número de sus componentes, 'treinta'; Prósper 2008 para la que la palabra no es un apelativo, sino un participio.
Otra secuencia que podría apoyar el carácter normativo del texto es sua kombalkez (línea 1). Tras diferentes intentos de explicaciones morfo-etimológicas en la que está implicada también la palabra kombalkores (l. 11), hay cierto acuerdo en considerar acertado el análisis por parte de Villar 1995, 31-32, de kombalkez como forma verbal y sua como adverbio, de manera que vendría a tener un significado en la esfera de "así ha convenido", "así ha decidido". nelitom indicaría la cualidad de lo convenido o decidido, que se desarrollaría en la triple secuencia nekue… litom. Esta palabra parece estar muy cercana morfo-etimológicamente al latín licitus, -a, -um. Lo que sería ne… litom está indicado por tres infinitivos o nombres verbales terminados en -unei. Su significado exacto está por determinar.
Entre las líneas 2 y 3, se halla la difícil secuencia soz auku arestalo tamai para la que se han dado diferentes interpretaciones, pero ninguna de ellas definitiva. A partir de aquí en el texto se aprecian una serie de formaciones sintácticas paralelas conformadas por lo que tienen aspecto de ser pronombres indefinidos, del tipo 'quien' en diferentes casos (iom, iomui, ias) o 'quienquiera que' (uta oskuez). Se detectan en varias de ellas verbos, alguno de los cuales parece claro que está en modo subjuntivo (asekati, kuati), para otros en cambio es más difícil determinar el modo (uerzoniti, kabizeti, ambitiseti, robiseti, auzeti) y otros parecen claros indicativos (zizonti, bionti). A esas oraciones subordinadas corresponden en diferentes ocasiones unas principales con un verbo en modo imperativo, fácilmente identificables por su terminación en -tuz (usabituz, bizetuz, oisatuz, tatuz). Estamos hablando, por lo tanto, de estructuras con un significado (general) "el que/quienquiera que X, deberá hacer Y". No se conoce el significado exacto de toda esta normativa. Hay, no obstante, algunos puntos de cierto consenso. Así la palabra silabur (l. 3) ha hecho pensar en una acción en la que intervenga el uso de plata o dinero, sobre todo en cercanía con la palabra kantom, casi con seguridad 'cien'. La palabra boustom (l. 4) soporta una fácil etimologización a partir de *gʷow-stom 'establo', lo que unido a la aparición de makasim o makasiam (l. 5), quizá igual al latino maceria, y kamanom (l. 5), cognado del galo-latino cammīnus, 'paso, camino', o la expresión tekametinas tatuz (l. 8) [dekametinas datuϑ] 'que se entregue un diezmo', permite pensar en un ambiente de carácter ganadero y agrícola.
Las dos últimas palabras de la cara, abulu ubokum, conforman una clara fórmula onomástica celtibérica, conformada por [idiónimo + nombre del grupo familiar en G. pl.]: "Abulón, del grupo familiar de los Ubocos". Se abre el interrogante sobre el papel de este personaje. Y no solo eso, sino que también se plantea la relación con las otras catorce personas que aparecen recogidas en la cara B. De hecho, se ha propuesto y se considera de manera general que estos quince individuos vendrían a conformar la agrupación humana implicada de alguna manera en el proceso (redacción, garantía, observancia, etc.) de lo dispuesto en el texto de la cara A. No es, sin embargo, definitiva la vinculación entre ambas caras. A. Beltrán, en Beltrán - Tovar 1982, 33 y ss., adujo en favor de la independencia de ambas caras argumentos arqueológicos (las piezas que conforman el documento se encontraron en diferentes estratos) y paleo-epigráficos (se observan diferencias de factura), al igual que Jordán 2018b quien añade razones de clara diferencia en la estructura onomástica básica. En efecto, en la cara B la estructura básica es [idiónimo + nombre del grupo familiar en G.pl. + patrónimo en G.sg.]: lubos kounesikum melmunos bintis "Lubo, del grupo familar de los Cunésicos, hijo de Melmón, magistrado".
Motta 1980 marcó, en un primer momento, las líneas maestras de interpretación de la cara B del bronce. En el momento en que se pudo leer casi en su totalidad, estaba claro que el texto recogía una serie de fórmulas onomásticas. Aparecían, no obstante, dos elementos novedosos para lo que se conocía hasta el momento. Por un lado la palabra bintis que se repetía tras cada una de las fórmulas; por otro, lubinaz, akainaz, nouantutas y [---]ukontaz.
A pesar de las dificultades de lectura, Fleuriot 1975, 436-437, había propuesto etimologizar la palabra bintis desde la raíz **bʰendʰ-- 'unir', con un significado de 'unión'. Motta 1980, 115-116, aprovechando esta propuesta etimológica y tomando como referencia el listado de los seis magistrados contrebienses que aparecen en las ll. 16-18 de la Tabula Contrebiensis, planteó que bintis era un apelativo que indicaba un título o cargo público, como magistrado, juez, senador, etc. y propuso traducirlo precisamente como magistratus. La propuesta de un cargo o título es la más ampliamente aceptada, aunque hay otras, no solo en el aspecto etimológico, sino también en el significado final (Tovar, en Beltrán - Tovar 1982, 77 y 82; Eska 1989b, 130-136, Eichner 1989, 28, y Meid 1993, 104-105; Bayer 1994, 192-193; de Bernardo 1996a; 2009, 694, y 2010, 135; Lambert 1994a, 363-364). En resumidas cuentas, a día de hoy, lo máximo puede decirse con seguridad es lo indicado por de Hoz 2007a, 200, que bintis es un "magistrate title; uncertain etymology".
Pero incluso la existencia de bintis y de su interpretación como magistrado o cargo ha sido cuestionada a partir de Velaza 1999. Untermann 1990, 355, detectó un signo ke que había pasado desapercibido en el fragmento de bronce pequeño y que suponía el principio de la octava línea, de modo que proponía leer keltis al igual que en [SO.04.01] = [K.12.1] y consideraba que tendría una función paralela al resto de bintis. F. Beltrán 1996a prefirió una lectura kentis, de modo que la fórmula useizu aiankum tauro terminaba con kentis, 'hijo', constituyendo así una fórmula onomástica conocida en otros documentos celtibéricos, como BBIII: "Useizón, del grupo familiar de los Ayancos, hijo de Tauro". Pues bien, Velaza aprovechó la corrección planteada por F. Beltrán como kentis en la línea octava y propuso reinterpretar el signo leído bi, como un alógrafo de la serie ke, de modo que todos los bintis pasaban a ser kentis, al igual que el topónimo lubinaz sería lukenaz. El signo ke de la octava línea sería diferente, porque se trataría de una corrección efectuada por otra mano, al modo que ya había apuntado Untermann. La primera fórmula lubos kounesikum melmunos kentis habría que intepretarla "Lubo, del grupo familar de los Cunésicos, hijo de Melmón", según Velaza.
En cuanto a lubinaz, akainaz, nouantutas y [---]ukontaz, Motta 1980 dejó sentado que debían ser topónimos y que éstos, en caso genitivo (todavía no se había aclarado el valor de sigma y san), especificaban la procedencia externa respecto a Botorrita de los cuatro bintis a los que seguía. Todos los demás magistrados serían de Contrebia Belaisca, incluido el que aparece en la última línea de la cara A. Fueron partidarios de esta propuesta de Hoz 1986, 80-82; Eska 1989b, 125-136; Lambert 1994a, 363; y de Bernardo 2009, 686 y 2010, 125, por ejemplo.
Tovar, en Beltrán - Tovar 1982, 83, consideraba que los topónimos indicaban la procedencia de los bintis que aparecían detrás de ellos. Los cuatro primeros no presentaban procedencia, porque junto con abulu ubokum de la última línea de la primera cara eran los contrebienses. Eichner 1989 era partidario de esta solución. Como indicaba de Hoz 1986, 82, el Bronce de Ascoli podría ser un buen paralelo para esta situación, en donde los componentes de la Turma Salluitana van antecedidos por un étnico, excepto el primero que se supone salluitano.
Untermann MLH IV, 573, sin embargo, con la lectura nouantubos - en vez de nouantutas - y la interpretación de los cuatro términos como ablativos, piensa que indicaban la procedencia no de otras ciudades, sino de agrupaciones o divisiones sociales menores ("filos") dentro de Contrebia Belaisca (cuya posible existencia habían apuntado de Hoz 1986, 82; F. Beltrán 1994, 56; Salinas 1994, 60). El último del listado, letontu esokum abulos bintis, quedaría sin referencia, sin que Untermann tuviese clara la razón.
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