Los signos han sido trazados mediante trazos rectos y profundos.
Como indica Almagro-Gorbea, la pieza recuerda a kateraikina [SP.02.21], sobre todo paleográficamente, pues presenta el mismo signo para te, alógrafo conocido en inscripciones celtibéricas en la Colección Turiel. La secuencia así leída también recuerda a kateiko [SP.02.19]. El editor igualaba la terminación de katea con la que se había venido aceptando para [SP.02.43] sekobirikea, que hay que tomar con prudencia porque existe una alternativa paleográfica mejor, sekobiriza. Lo cierto es que también puede considerarse que estamos ante un topónimo originario *katia, formado con un sufijo *-yā de femenino, del mismo modo que Lutia, Libia o Intercatia, por ejemplo. Ahora bien, si la forma base es *katia, la adjetiva que deberíamos esperar sería *katiaka, como de Lutia lo es lutiaka o de Libia libiaka.
Optaba Almagro-Gorbea, interpretando la pieza como una tésera, por proponer una forma de ablativo del topónimo, como indicador de procedencia, al modo que aparece en la tésera de Eslania [SP.02.25]. Su traducción es: ‘(Tésera de hospitalidad) cateana / de la población de Cate’. Sorprende la casi homofonía completa con la palabra latina tomada en préstamo del galo que indica Servio Ad Aen. 7.741, cateia y que glosa como tela gallica. Isidoro Or. 18.7.7, la describe como propia de los celtas e hispano-celtas. Designaba un tipo de proyectil de tipo bumerán.
No sería necesario entender un ablativo, al menos con el sentido que se ha considerado tradicionalmente. Podríamos pensar en un mensaje: ‘Cateana’ → ‘(amistad) cateana’. Todo esto, si fuese realmente una tésera.
Almagro-Gorbea propone otra posible lectura aunque no la desarrolla: leer el segundo signo como r2 y no una te. La lectura que da es kar a con un segmento a de difícil interpretación. Aunque también podría leerse kara, palabra que encuentra un paralelo evidente en los antropónimos kara [Z.09.03, IV-19] y kari [Z.09.03, III-59].
Todavía se da una tercera posibilidad en la que el último signo se interpreta como bi1 en lugar de a1, con lo que queda como kar bi, que aunque se lea karbi, tiene más difícil explicación. Ahí están, no obstante, karbika [Mon.106], karbilikum [Z.09.03, III- 39].
Aunque se presentó la pieza como una tésera, el tipo de objeto que es y lo que aparece escrito en ella no apuntan precisamente a que lo sea. Beltrán et alii 2009 no la consideran tésera.
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