Dado el objeto del que se trata y puesto que solo aparece una palabra, de Hoz indica que lo más esperado sería que esta fuese un antropónimo que o bien hiciese referencia a la propietaria (ya en nominativo, ya en genitivo, como poseedora, ya en dativo como beneficiaria de la fusayola como regalo), o bien al donante (en un caso que indicase la procedencia).
A partir de la lectura aresinu, de Hoz establece por un lado paralelos etimológicos con el etnónimo aresinarii o el antropónimo galo Adressiknos [G-214], derivado de *ad-retʰ-to-. Por otro realiza rastreos morfológicos, dificultados por el problema de lectura, aunque no hay ninguno que llegue a satisfacerle. El que parece eliminado es el de considerar un tema en nasal terminado en -u < *-ōn, pues considera que estos temas son masculinos y no se entendería bien un propietario de una fusayola.
Sin embargo, de Bernardo 2005-2006 indica que por el hecho de ser un tema en nasal no debe ser necesariamente un masculino, también podría ser un femenino. Aporta ejemplos antroponímicos procedentes del material celta del Nórico, como Cauru, Cotu, Magetiu y Vindu, así como apelativos del irlandés antiguo. A su juicio el antropónimo en cuestión le parece compatible con el galo Adressiknos, así como con formaciones antroponímicas tipo Adrecticia (narbonense), Atressa (panonio), Adretonius (narbonense), Adrettio y Atrectinus (entre los tréveros). Propone, pues, un ginecónimo *A(d)res(s)-in-on, formación en nasal de un derivado en -ino- (como la última formación trévera). Sería, incluso, posible una relación con el étnico aresinarii (con la misma idea en de Bernardo et alii 2010, 405).
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