La pieza no es regular y cada cara tiene casi dos medidas de largo y dos de ancho. AsÃ, la denominada cara a presenta entre 4,1 y 4,3, dos de los lados paralelos, y 3,5 x 3,7 cm, los otros dos; la cara d, en cambio, es la más regular, c. 3,8 cm todos los lados; el resto de los lados oscila entre los 3,5 y 4,3 cm.
Las diferentes caras del cubo presentan un cuidado alisado, que llega casi el bruñido. Cada una de ellas está rica y variadamente decorada. Las caras a y b presentan una decoración realizada mediante incisión, la cara e mediante excisión y el resto, c (un animal en perspectiva cenital), d y f, presentan una combinación de ambas.
Presenta unas pequeñas perforaciones, que van desde la cara c hasta la d y no se observa rastro alguno de que se hubiese pasado por ella una cuerda o cadenilla. La otra va desde la cara d hasta la e y su recorrido quedó completamente al aire debido a una rotura de la pieza. Aquà sà que parece que se introdujo algún objeto, como una cuerda, de la que después se tiró con fuerza y rompió la pieza.
Sobre la función de la pieza, el editor repasa las cuatro posibilidades que ve más factibles, según elementos parecidos en culturas mediterráneas antiguas y no tan antiguas: función ornamental; matriz para sellar o marcar objetos de arcilla tierna; elemento lúdico; elemento mágico o adivinatorio.
En todos los casos encuentra puntos a favor, pero también en contra o cuando menos no probatorios del todo.
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