La familia
paleohispánica se encuentra de luto. Javier de Hoz, nuestro maestro,
compañero y amigo, acaba de fallecer en Madrid a los 78 años de
edad, dejándonos a todos sumidos en una profunda tristeza y un
desconsolador sentimiento de orfandad. Hace escasamente siete semanas
lo habíamos tenido con nosotros en Vitoria, algo doliente por su
enfermedad, pero lúcido como siempre y especialmente contento por
encontrarse rodeado de los miembros de esta pequeña familia
paleohispánica que él directa o indirectamente ha logrado crear en
los últimos cuarenta años. Pudimos comprobar su satisfacción al
ver que por fin se iban tomando decisiones para la celebración del
próximo Coloquio de la disciplina en Loulé (Portugal) y su
inquebrantable ánimo por continuar con sus investigaciones sobre la
epigrafía meridional y del suroeste peninsular a fin de culminar la
parte correspondiente del Banco de Datos Hesperia.
Javier de Hoz
(Madrid 1940) fue catedrático de Filología Griega, primero en
Sevilla (1967?), luego en Salamanca (1969) y finalmente en la
Universidad Complutense de Madrid (1990), de la que pasó a ser
profesor emérito en 2010. Como filólogo griego se interesó por la
literatura, especialmente por la literatura arcaica griega y por el
teatro, en cuyo análisis aplicó de manera novedosa los principios
del estructuralismo. Pero no era un hombre de horizontes limitados,
de modo que sus ámbitos de interés alcanzaron campos muy extensos,
como la epigrafía de muchas lenguas antiguas (ya que para él la
epigrafía no quedaba reducida, como para muchos profesores titulados
de esta materia, a "epigrafía latina"), la numismática, la
edición filológica de textos, la lingüística histórica, la
arqueología y demás ciencias auxiliares de la historia o la
filología. Todas estas disciplinas, abordadas con un espíritu
integrador heredero de la noción wilamovitzana de
Altertumswissenschaft, las utilizó con un arte y naturalidad
incomparables en el estudio de las antigüedades hispanas, es decir,
en el campo de la paleohispanística. Aunque sus primeros
trabajos de investigación fueron dedicados mayoritariamente a
cuestiones de literatura griega –ámbito en el que
dirigió la tesis de muchos discípulos en Salamanca–, desde muy
pronto sintió interés por las lenguas, la epigrafía y la cultura
de las lenguas prerromanas de Hispania. Ahí están sus primeros
trabajos sobre hidronimia antigua europea, en la estela de Krahe, o
sobre ciertos grafitos de Huelva, que le llevaron a entablar muy
pronto una relación con J. Untermann. Su destino en Salamanca fue
crucial para impulsar esta parte de su actividad investigadora, ya
que allí se encontró con la presencia de Luis Michelena, un hombre
de una enorme solidez científica como lingüista histórico y como
especialista en lenguas prerromanas, tanto indoeuropeas como no
indoeuropeas. Y en esa compañía sobrevino el hallazgo del gran
Bronce de Botorrita, que revolucionó el panorama de los estudios
paleohispánicos y de los célticos en particular, un tanto estancado
desde la síntesis de Tovar de los inicios de los 60. En compañía
de Michelena dedicó el primer estudio monográfico al bronce (1974),
iniciando una trayectoria que lo conduciría en pocos años a
convertirse en una referencia inexcusable en nuestros estudios. Ese
mismo año se celebró en Salamanca el primer Coloquio de Lenguas y
Culturas prerromanas de la Península Ibérica (denominadas
paleohispánicas desde el III Coloquio en Lisboa) que se han venido
celebrando sin interrupción cada cuatro años aproximadamente. En
estos momentos Javier de Hoz ocupaba por méritos propios la
presidencia del Comité Internacional de los Coloquios, después de
Antonio Tovar y de Jürgen Untermann. Al igual que los
grandes maestros recién mencionados, Javier de Hoz tenía una
concepción unitaria de la disciplina, cuya razón de ser estriba,
por un lado, en que toda la epigrafía prerromana peninsular está
redactada en una escritura (o en una familia muy estrecha de
escrituras) que fue utilizada por lenguas de origen y filiación
diferentes, y por otro, en que la mayoría de los textos indígenas,
ya sean ibéricos o celtibéricos, son el resultado de la
aculturación ejercida por las culturas y epigrafías clásicas
griega o latina. Dedicó múltiples trabajos a cuestiones de
escritura, especialmente a las fases más antiguas de la adopción en
el horizonte tartésico y su evolución interna posterior, a las
relaciones entre los diferentes sistemas, a la expansión de la
escritura y presumiblemente de la propia lengua ibérica, que ideó
como una expansión vehicular muy relacionada con su uso como lengua
de comercio, combinando con maestría y elegancia análisis formales
y nociones sociolingüísticas para ofrecer un sugerente panorama de
la variedad y la unidad epigráfica y lingüística. Se preocupó por
cuestiones de lingüística, más de corte tipológico y formal en el
caso ibérico, como es normal, y más de detalle en cuestiones de
fonología o de morfología celtibérica, sin perder nunca de vista
las coordenadas arqueológicas y el contexto cultural al que
pertenecía cada uno de los textos que analizaba. Nunca jamás el
lector tendrá la sensación de que Javier de Hoz está hablando de
oídas o utilizando información de segunda mano, dado su amplísimo
dominio filológico de la documentación. Y teniendo como puntos de
anclaje su formación griega y su investigación paleohispánica hizo
aportaciones notables también en campos relacionados con las lenguas
del Mediterráneo, como el fenicio, el galo y algunas lenguas de
Italia. Siempre estuvo al
tanto de los avances y las novedades científicas que se producían
en la disciplina. En Salamanca era, sin duda, uno de los profesores
más implicados en la compra de bibliografía internacional y en la
renovación de los fondos bibliográficos del, por otro lado,
excelentemente dotado Seminario de Clásicas. Consideraba
imprescindibles las relaciones con centros de investigación
prestigiosos del extranjero, de modo que desde joven visitó
universidades alemanas, aprovechándose de una ayuda de la Fundación
A. v. Humboldt, y realizó varias estancias largas en la Universidad
de Cambridge (Mss.). Su perspicacia y voluntad por situarse a la
vanguardia de la innovación le llevaron a la convicción de que una
edición actualizada y renovada de las inscripciones paleohispánicas
no era posible en los momentos actuales sin recurrir decididamente a
los medios digitales de recopilación, análisis y difusión de la
información. Así ideó la creación del Banco de Datos Hesperia
sobre Lenguas y Epigrafías Paleohispánicas ya en los años 90, que
se ha convertido desde su apertura al público en 2014 en un
instrumento pionero para el estudio de dichas inscripciones y en
modelo para otros proyectos similares sobre epigrafías y lenguas
antiguas.
Al final de su
carrera académica nos regaló a todos con una obra que solamente él
podía realizar: una recopilación sistemática y ordenada de toda la
documentación histórica, epigráfica y lingüística referente a
las lenguas paleohispánicas, comentada y analizada desde las
investigaciones más avanzadas y actualizadas. Me refiero a la
Historia Lingüística de la Península Ibérica en la Antigüedad,
cuyos dos primeros tomos salieron en 2010 y 2011 respectivamente,
editados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(Madrid), y cuyo tercer volumen, dedicado al mundo indoeuropeo
peninsular, tenía prácticamente terminado.
Hemos perdido no
solo a un profesor empeñado en la dignidad de la docencia y a un
investigador de amplios horizontes, extremadamente bien informado y
dotado de un saludable sentido común, sino también a un hombre de
un trato exquisitamente respetuoso con sus colegas –sobre los
cuales jamás salió de su boca ningún comentario despreciativo– ,
en definitiva, a un aristócrata de espíritu, que concibió la vida
como un ejercicio para la mejora personal a través del cultivo de
las humanidades y de las personas que mejor las encarnaban.
Nuestro más sentido
pésame a su desconsolada esposa, Mª Paz García-Bellido, su
inseparable compañera en la vida y en los estudios, y a sus
afligidos hijos.
Su recuerdo
permanecerá para siempre en nuestros corazones.12-1-2019. La familia paleohispánica se
encuentra de luto por el fallecimiento de Javier de Hoz (1940-2019)
Maestro de helenistas y paleohispanista
Artículo de Eugenio Luján en El
Mundo
Obituario en la página de la Sociedad Española de Estudios Clásicos
Fallecimiento del Prof. Javier de Hoz
Lo (poco) que se sabe del Íbero
Artículo en El País sobre el Banco de Datos Hesperia
Joaquín Gorrochategui en Notae Tironianae
Joaquín Gorrochategui nos habla de las lenguas habladas en la península Ibérica antes de la romanización
Julián Víctor Méndez sobre Javier de Hoz en Notae Tironianae
Javier de Hoz (1940-2019): retrato en escorzo
Presentación del Banco de Datos Hesperia
El día 20 de junio de 2014 se celebró en Madrid, en la sede de la Fundación Pastor de Estudios
Clásicos, la presentación del Banco de Datos Hesperia. En la sesión
intervinieron el Vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense de Madrid,
Andrés Arias, el presidente del Patronato de la Fundación Pastor, Emilio Crespo
y, por parte del equipo Hesperia, Javier de Hoz (UCM), Joaquín Gorrochategui (UPV), el Decano de la
Facultad de Filología de la UCM Eugenio Luján, Francisco Beltrán (UZ), Javier
Velaza (UB), José María Vallejo (UPV), y Eduardo Orduña (Ins. El Pont de Suert).