Hesperia

Banco de datos de lenguas paleohispánicas

Lusitano

 

 

Acceso a la base de datos de inscripciones lusitanas

En esta sección se recogen las inscripciones lusitanas, cuyo estudio ha experimentado un gran avance en poco tiempo; puede decirse que su mayor desarrollo se ha producido en un lapso de unos quince años, dado que hasta bien avanzado el último cuarto del siglo pasado no teníamos una clara idea de cuál era la situación lingüística de esta región.

 

Los primeros estudios

Las dos únicas inscripciones indígenas que se conocían en Lusitania (Arroyo de la Luz, CC.03.01, y Lamas de Moledo, VIS.01.01) se tenían por invenciones locales con poco grado de verosimilitud. Masdeu 1800, 631 sospechaba que la primera de ellas fuera “invención caprichosa”, e instaba a quien quisiera interpretarla a “ocuparse en tan inútil trabajo”. Por su parte, CIL II, 738 la definía como un documento corrupto o bárbaro escrito en letras latinas (“portentose corrupta an barbara habenda sint Latinis litteris scripta”). Incluso en los casos en que se tomaban por auténticas, se hacía evidente el desconocimiento de la lengua en la que estaban redactadas; así, para Hübner la inscripción de Lamas de Moledo era de lengua ignorada, propia de esta región (“lingua eius regionis propria scripta quam ignoramus”, CIL II 416). En 1935, C. Hernando Balmori dedicó un estudio detallado a este documento, al que consideró escrito “en un dialecto céltico”.

 

El periodo moderno. De Tovar a Untermann

Solo tras el descubrimiento de la inscripción rupestre del Cabeço das Fráguas (GUA.01.01) y su estudio por parte de Tovar en 1985, se pudieron identificar para las tres inscripciones unas características propias (verbo doenti, acusativos en -m, posibles teónimos en dativo...), lo que llevó a confirmar que se trataba de una lengua indoeuropea, no solo por criterios lingüísticos, sino también porque la nueva inscripción hacía referencia a una práctica ritual con paralelos en el mundo indoeuropeo (los suovetaurilia, o sacrificio simultáneo de un cerdo, una oveja y un toro). Sus características internas obligaban a pensar más bien que no se trataba de una lengua celta, por contener, entre otros rasgos, términos con una p- inicial mantenida (cf. el repetido PORCOM, en Lamas y en el Cabeço), aunque sobre este particular la discusión no ha cesado.

Esta nueva inscripción, “inteligible” por su claridad sintáctica, se convirtió en pieza clave para establecer la propia identidad de la lengua y, a la vez, para consolidar su relación con las anteriores inscripciones, con las que compartía elementos léxicos y morfológicos (término PORCOM para referirse al ‘cerdo’, acusativos en -M, nexo INDI...).

Este era el estado de cosas que pudo conocer Untermann y que recogió en sus Monumenta linguarum Hispanicarum, donde reservó para la lengua lusitana la zona L dentro de su volumen IV de 1997.

 

Después de los Monumenta de Untermann

Desde entonces ha aumentado escasamente el número de inscripciones, y a un ritmo muy lento; la segunda inscripción de Arroyo (CC.03.02), a pesar de su brevedad y dificultad, volvía a documentar un término CARLAE que aparecía también en la primera (CC.03.01), al igual que la conjunción INDI. Y recientemente, en el transcurso de los años 2008-2009 salieron a la luz dos nuevas piezas; en la más meridional (Arronches, POA.01.01), que era la más larga y completa de todas las conocidas, volvía a representarse la ofrenda de animales conocidos (OILA, TAVRO) hecha a divinidades ya atestiguadas tanto en otras inscripciones indígenas como en la epigrafía latina de la zona lusitana (REVE, BANDI).

La última inscripción indígena hallada en suelo lusitano (VIS.02.01) presenta, sin embargo, algunos rasgos novedosos, no documentados en las anteriores piezas; contiene un claro nexo copulativo IGO y una desinencia ‑BOR de dativo plural. Lo que sí comparte con otras (Arroyo de la Luz, CC.03.01, y Lamas de Moledo, VIS.01.01) es su carácter bilingüe, pues son inscripciones que contienen pasajes en lengua latina e indígena, que reservan el latín para la presentación (y los elementos más formulares, incluidos los nombres de persona) y la lengua indígena para la parte central, incluidos los nombres de las divinidades.

Con estos antecedentes, podemos establecer un mapa de las inscripciones mencionadas:

Puede consultarse una tabla con la lista de referencias Hesperia usadas para Lusitania:

  • CC.03 Arroyo de la Luz.
  • GUA.01 Cabeço das Fráguas.
  • POA.01 Ribeira da Venda, Assunção.
  • VIS.01 Lamas de Moledo.
  • VIS.02 Viseu.

 

Otros documentos híbridos en Lusitania

No obstante, existen algunas otras inscripciones muy breves, todas ellas altares votivos, de un ambiente más romano, que mezclan igualmente elementos indígenas con otros que son propiamente latinos:

Así, en Chaves puede leerse Deibabo (AE, 1987, 562 g; HEp, 2, 839; HEp, 7, 1214; Búa 1997, 60; Búa 2000, 396) y en La Vera Arabo (AE, 1977, 423; Búa 2000, 526; HEp, 13, 215), con una flexión indígena reservada al teónimo que recuerda las características de VIS.02.01. Aparte de algunos dativos de plural en -abo, tenemos documentadas otras formas como los dativos de singular en -ui / -oi / -oe incompatibles con el latín, y que podrían considerarse muestras (o restos) de una flexión indígena: así, en Braga se lee Tongoe (CIL II, 2419; EE VIII, 115; Elena, Mar & Martins 2008) y en Mosteiro de Ribeira Toudadigoe (CIL II, 2565; IRG IV, 91; Gorrochategui 1987, 87).

Esto podría corresponder a un uso residual o fosilizado de la lengua indígena y, en cualquier caso, ayudarnos a trazar un marco geográfico de uso de la lengua lusitana. Al reflejar en un mapa la dispersión general de estas piezas nos resulta un panorama geográfico más denso que en el mapa anterior, con algunas extensiones hacia el área galaica (ver Vallejo 2013c, y Gorrochategui - Vallejo en prensa):

1. Lamas de Moledo (Castro Daire, VIS): cf. BDHesp VIS.01.01. 2. Arroyo de la Luz (CC): cf. BDHesp CC.03.01. 3. Cabeço das Fráguas, Pousafoles do Bispo (Sabugal, GUA): cf. BDHesp GUA.01.01. 4. Arroyo de la Luz (CC): cf. BDHesp CC.03.02. 5. Arronches (Arronches, POA): cf. BDHesp POA.01.01. 6. Viseu (VIS): cf. BDHesp VIS.02.01. 7. Aguas Frias (Chaves, VRE) (AE 1987, 562 g; HEp 2, 839; HEp 7, 1214; Búa 1997, 60): Deibabo Nemucelaicabo. 8. Arroyomolinos de la Vera (CC) (AE 1977, 423; Búa 2000, 526; HEp 13, 215): Arabo Corobelicobo Talusicobo. 9. Bemposta do Campo (Penamacor, CSB) (AE 1967, 133, Búa 2000, 508, HEp 11, 666): Bandi Isibraiegui. 10. Braga (BGA) (CIL II 2419; EE VIII 115; Haley 1986. 239; HEp 1, 666; HEp 5, 966; HEp 7, 1160; HEp 17, 215; Elena, Mar & Martins 2008): Tongoe Nabiagoi. 11. Freixiosa (Mangualde, VIS) (FE 54; AE 1985, 516; AE 1989, 383; AE 1992, 944): Crougae Nilaicui. 12. Freixo de Numão (Vila Nova de Foz Côa, GUA) (Olivares 2002, 48-49; HEp 12, 648): ]P() Reagui. 13. Guiães, Vale de Nogueiras (Vila Real, VRE) (HEp 6, 1079; HEp 9, 763): Reue Marandigui. 14. Idanha-a-Velha (Idanha-a-Nova, CSB) (HEp 4, 1038): V?[---]neabo. 15. Liñarán (Sober, LU) (IRLugo 67): Lugubo Arquienob(o). 16. Lugo (LU) (HEp 11, 313): Lucobo Arousa(ecis). 17. Meda (Meda, GUA) (FE 315): Bandi Vordeaicui. 18. Medelim (Idanha-a-Nova, CSB) (AE 1909, 245; AE 1961, 353): Reue Langanidaeigui. 19. Minhotães (Barcelos, BGA) (HEp 4, 1003): Corougia[i] Vesucoi. 20. Mosteiro de Ribera (Xinzo de Limia, OR) (CIL II 2565; IRG IV 91; HEp 2, 542; HEp 5, 640; HEp 6, 699): Crougiai Toudadigoe. 21. Orjais (Covilha, CSB) (AE 1967, 135; HEp 3, 470; HEp 11, 659): Bandei Brialeacui. 22. Portas (PO) (CIRG II 128; HEp 6, 762; HEp 13, 505): Reo Cosoesoaegoe. 23. Proença-a-Velha (Idanha-a-Nova, CSB) (HEp 17, 237): Deiba. 24. Queiriz (Fomos de Algodres, GUA) (HAE 980; D'Encarnação 1975. 136; Blázquez 962: 53 4; AE 1961 341; HEp 11, 670): Bandi Tatibeaicui. 25. Sinoga, Rábade, Lugo (LU) (Martínez Salazar 1910; AE 1912, 12; IRG II 18): Lucoubu Arquien(obo?).

Todas las inscripciones, tanto las “canónicas” (nos. 1 a 6), que incluimos en la base Hesperia, como estas últimas, de carácter más híbrido, están escritas en alfabeto latino. Sobre su cronología, puede decirse que, en general, corresponden a un hábito epigráfico más tardío de lo que se ve en el mundo ibérico, celtibérico o sudlusitano, y que con seguridad penetran en su mayoría en la época imperial, aunque la de Arronches (POA.01.01) y una de las de Arroyo (CC.03.03) podrían presentar algunas características arcaicas que las situarían quizá en época republicana.

La onomástica

La onomástica occidental también confirma una distribución geográfica similar a la que reflejan las inscripciones; al representar en un mapa las poblaciones de los nombres más abundantemente exclusivos se confirma la misma dispersión de la epigrafía indígena tanto en los nombres de persona (cf. Vallejo 2013c):

como en los de divinidades (cf. Vallejo 2013c):

y dota al área de una coherencia lingüística similar a otras como la celtibérica, donde las inscripciones y la onomástica coinciden en su distribución geográfica.