Hesperia

Banco de datos de lenguas paleohispánicas

Presentación Celtibérico

 

 

 

 

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En esta sección se incluyen las inscripciones celtibéricas en sentido estricto, es decir, aquellas cuya lengua podemos identificar como celtibérica por los rasgos fonéticos o morfológicos que muestran las inscripciones, y también las inscripciones de territorio celtibérico cuya lengua no resulta posible determinar con seguridad, ya sea por su carácter fragmentario o por la brevedad de la inscripción (como sucede frecuentemente con grafitos y marcas sobre cerámica). La lengua celtibérica es una lengua indoeuropea, perteneciente a la familia celta (como el irlandés, el galés, el bretón, etc.), al igual que otras lenguas de las que tenemos testimonio en la

Antigüedad, fundamentalmente el galo y el lepóntico. Con alguna pequeña excepción, las inscripciones celtibéricas conocidas hasta el momento fueron publicadas y estudiadas por Jürgen Untermann en el volumen IV de MLH, del año 1997, agrupadas, según un criterio lingüístico, dentro de la zona K. Desde entonces ha habido algunos hallazgos importantes y el número de inscripciones no ha dejado de crecer.

La cronología de las inscripciones celtibéricas es bastante restringida y, aunque no podemos fechar con exactitud todas las inscripciones, arranca en el siglo II a.C. y no va más allá de comienzos del siglo I d.C.

Las inscripciones celtibéricas aparecen fundamentalmente en territorio celtibérico, de modo que las mayores concentraciones y los hallazgos más importantes los tenemos en las actuales provincias de Zaragoza, Teruel, Soria y Guadalajara, siendo también relativamente frecuentes en las provincias limítrofes con estas. Esporádicamente pueden aparecer inscripciones celtibéricas en otras zonas, ya sea ligadas a una expansión de celtíberos hacia esos territorios, como sucede muy probablemente con las de Cáceres, o bien, en casos más excepcionales, por razones personales, como sucede seguramente con la estela de Ibiza (IB.01).

Dejando de lado las leyendas monetales, que se incluyen en otro apartado del banco de datos Hesperia (NUMISMÁTICA), el tipo de inscripciones que encontramos es muy diverso, desde los grandes bronces que contienen textos de carácter público, como los bronces de Botorrita, a grafitos de propiedad y marcas sobre instrumentum, pasando por inscripciones funerarias o inscripciones rupestres en santuarios. Dentro de la epigrafía celtibérica cobra especial importancia un tipo que, si bien no es exclusivo de ella, sí que alcanzó un desarrollo muy especial: las téseras de hospitalidad.

Signarios

Para escribir la lengua celtibérica se utilizaron dos sistemas de escritura diferentes, dentro del primero de los cuales encontramos, a su vez, dos variantes:

  • a) adaptaciones del sistema de escritura ibérico levantino,
  • b) escritura latina.

Los celtíberos adaptaron la escritura ibérica para escribir su propia lengua, simplificando ligeramente el sistema original al eliminar uno de los signos para las vibrantes y uno de los signos para nasales, con lo que el número de signos utilizados quedaba reducido a 26, tal y como aparece en la siguiente tabla.

Signarios (tabla sensible):

Al pasar el cursor sobre los signos aparecen las variantes que distingue Untermann en MLH IV.

Figura 1: Signario celtibérico, con las variantes recogidas en MLH-IV

Es interesante constatar que hubo dos adaptaciones diferentes e independientes de la escritura ibérica para escribir la lengua celtibérica. Además de en la preferencia por determinadas variantes paleográficas de los signos, esto se pone en evidencia fundamentalmente en los signos utilizados para las nasales. La lengua ibérica contaba con tres signos para las nasales (, , ), mientras que en celtibérico solo existían dos nasales (/m/ y /n/), por lo que uno de los signos sobraba. La elección fue diferente en dos zonas del territorio celtibérico:

  • el signario celtibérico oriental usa para /m/ y para /n/;
  • el signario celtibérico occidental usa para /m/ y para /n/.

La variante oriental es la empleada en los bronces celtibéricos de Botorrita (Z.01), mientras que el centro epigráfico más importante de la variante occidental es Luzaga (GU.01). Aunque la distribución entre el uso de una y otra variante responde a criterios fundamentalmente geográficos, no es del todo estricta, ya que la variante oriental fue de uso más general: hay inscripciones en la variante oriental dentro del área occidental y, con muy escasas excepciones, la variante oriental fue la empleada de forma mayoritaria en la epigrafía monetal. Al igual que el signario ibérico del que procede, la escritura celtibérica, en sus dos variantes, combina signos silábicos (para las secuencias de consonante oclusiva más vocal) con signos alfabéticos (para las vocales y para las silbantes, nasales, lateral y vibrante), tal y como se refleja en la tabla.

Es actualmente objeto de discusión entre los especialistas en epigrafía celtibérica si las variantes paleográficas simples y complejas para los signos silábicos que aparecen en las inscripciones tienen valor fonético, es decir, si el llamado sistema “dual”, con notación diferenciada entre consonantes oclusivas sordas y sonoras estuvo también en uso en celtibérico. También se utilizó la escritura latina para escribir la lengua celtibérica, lo cual debe ponerse en relación con el avance de la presencia romana en el valle del Ebro.

Referencia Hesperia

Tabla con la lista de referencias Hesperia usadas para Celtiberia.

Al igual que en el resto del banco de datos, la referencia Hesperia para cada inscripción consta, en primer lugar, de la abreviatura de la provincia correspondiente (o la indicación SP “sin procedencia”, cuando el lugar de hallazgo no es conocido). Le sigue un primer número que identifica el municipio donde fue hallada la inscripción y un segundo número que corresponde ya a la inscripción. En los casos en que hay dudas sobre la autenticidad de la inscripción, la referencia Hesperia incluye al final la indicación “SUSPECTA” y, si la inscripción es considerada falsa actualmente, esto se marca mediante la indicación “FALSA”.

Dentro de cada municipio el banco de datos Hesperia procura respetar, siempre que sea posible, el orden de edición de las inscripciones de los MLH. Así, por ejemplo, los bronces de Botorrita, que en MLH tienen la referencia K.1.1, K.1.2 y K.1.3, cuentan con la referencia Hesperia Z.09.01, Z.09.02 y Z.09.03, donde Z corresponde a la provincia de Zaragoza y 09 identifica la localidad de Botorrita. La numeración de las localidades dentro de una misma provincia sigue un criterio geográfico, de norte a sur y de este a oeste.

Las localidades donde han aparecido inscripciones celtibéricas (en el sentido indicado más arriba) figuran en la tabla que puede verse aquí. En esa tabla se recogen todos los municipios de cada provincia donde han aparecido inscripciones paleohispánicas, pero solo están activos los enlaces que corresponden a inscripciones celtibéricas, no así aquellos que corresponden a inscripciones en otras lenguas, que todavía no están accesibles para su consulta.

 

Mapa 1: Vista general de los principales yacimientos de la Celtiberia con su referencia Hesperia. (Mapa sensible: al pasar el cursor sobre el mapa, aparecen fotos de algunos yacimientos)

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